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LA HIPERACTIVIDAD EN NIÑOS SÓLO SE DETERMINA POR ESPECIALISTAS

  • Los síntomas se presentan a partir de los seis años, nunca antes.
  • Se requiere de un equipo interdisciplinario para su diagnóstico y tratamiento.
  • Dificultades de atención y convivencia en la escuela, principales síntomas.

Niño-hiperactivoBaja California.- Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en psicología y pediatría realizan el diagnóstico y brindan tratamiento a menores con trastorno de atención con hiperactividad que cursan estudios de preescolar y primaria.  Es decir;  niños o jóvenes que manifiestan durante más de seis meses una conducta de atípica, ante las indicaciones que le dan profesores o sus propios padres.

La doctora Carolina de la Paz Reyes, pedíatra y especialista en nutrición de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 7 del IMSS en Tijuana, destacó que este padecimiento está relacionado con una alteración en el sistema nervioso central, por lo que no es suficiente la voluntad de los padres y del infante para solucionarlo; es necesaria la terapia psicológica y la toma de medicamentos, en caso de que así lo determine el médico tratante y no sólo por tratarse de un niño inquieto, los padres deben catalogarlo con el trastorno.

Advirtió que los menores con déficit de atención con hiperactividad (TDAH) pueden cursar con uno o más síntomas y lo más común en este padecimiento es que predominen conductas como moverse en exceso, abandonar su asiento, correr en el salón, no dejar de hablar y dificultad para jugar o dedicarse a actividades en grupo.

Recomendó a los padres estar muy atentos cuando sus hijos de forma repetida, durante medio año o más, muestran síntomas de desatención o se distraen con estímulos irrelevantes, parecen no escuchar cuando se le habla, tienen dificultad para organizar actividades, les disgusta dedicarse a tareas que requieren de esfuerzo mental, no siguen instrucciones, extravían objetos necesarios para realizar sus tareas o no las finalizan.

Se identifica a un menor impulsivo, dijo, porque precipita las respuestas, tiene dificultad para guardar su turno, interrumpe o se inmiscuye en actividades de otros que no le competen.

Indicó que lo más común es detectar el padecimiento entre los seis y nueve años de edad, cuando el infante cursa los primeros años de primaria y en el menor de los casos puede darse un diagnóstico de los tres a los cinco años, no antes.

De la Paz Reyes advirtió que para detectar la presencia del trastorno se deben utilizar diversos métodos como lo es la historia clínica para determinar problemas durante el embarazo que condicionen daño en el cerebro del infante; la intervención de un equipo multidisciplinario de psicólogos, pedíatras, neuropediatras y psiquíatras que realizan diversas pruebas y estudios como electroencefalograma, resonancia magnética y tomografía.

Reconoció que la idea de que el azúcar afecta a la conducta es generalizada y hay varias hipótesis que intentan explicar cómo incluyendo suposiciones tales que van desde que los niños son alérgicos a la azúcar refinada o tener patrones anormales de niveles de glucosa en la sangre.  Sin embargo,  dijo, la evidencia de un vínculo entre el consumo de azúcar y la hiperactividad es sorprendentemente débil.

Este endulzante, indicó, es una importante fuente de energía para el ser humano y las precauciones que se deben tener no se relacionan con la hiperactividad del niño, sino con acciones preventivas contra la obesidad, el sobre peso y la caries dental.

En todo caso, finalizó el especialista de la UMF número 7, en cuanto se tenga la menor duda con los síntomas o conductas del menor, es indispensable acudir con su médico familiar o el pedíatra, para estudiar el caso en particular y de ser necesario, canalizarlo con los especialistas para llegar a un diagnóstico definitivo.