PS. TERESA CALLEROS R.
(Terapia Familiar y de Pareja)
Hablando en estos días del feminismo, me pareció importante tocar la raíz de este tema tan controversial y tan manoseado por nuestra cultura popular en todos los niveles y estratos sociales, aunque realmente el machismo no es mas que el resultado de un matriarcado que arrastramos con singular alegría desde los orígenes de la familia y hasta nuestros tiempos.
¿Pero que es el machismo? El machismo es un conjunto de creencias, costumbres y actitudes que sostienen que el hombre es superior a la mujer en inteligencia, fuerza y capacidad. Es decir, asignan a las mujeres características de inferioridad. Por lo tanto quienes creen en el machismo o han sido educados en él, consideran que es el hombre quien tiene poder de decisión y elección, quien puede mandar y ordenar, conquistar y proponer en las relaciones afectivas y sexuales, quien debe recibir mayor retribución económica, entre otras creencias.
Además, consideran que hay oficios para hombres y otros para mujeres, así como actividades exclusivas para hombres, por eso es usual escuchar que el hombre no debe asumir tareas del hogar (barrer, cocinar, planchar…) y que las mujeres no deben realizar tareas que impliquen el uso de la fuerza.
Ya ampliándolo más en el área psicológica es un mecanismo de defensa dentro del complejo de superioridad que encierra el miedo a ser descubierto por la enorme falta de autoestima que viene cargando el individuo; o sea.. un enorme complejo de inferioridad arrastrado por temor a no ser reconocido como “hombre” dentro de los contextos de fuerza y dureza que se les asigna a los varones desde que nacen.
Las creencias machistas han pasado de generación en generación y por eso aún hoy muchas personas en distintas sociedades y culturas las conservan e incluso las ven como algo normal. En otros casos, el machismo ha permeado tanto la educación escolar, familiar y los medios de comunicación, que no se ve como una creencia sino como algo natural, es decir, se asume que biológicamente las mujeres son frágiles, dependientes e incapaces para desarrollar determinados trabajos u oficios. Sin embargo, muchas otras sociedades han relegado el machismo e intentan tener relaciones equitativas entre hombres y mujeres.
Por tratarse de una idea creada por las personas y la cultura, el machismo puede transformarse; pues hombres y mujeres tienen los mismos derechos y por lo tanto deben gozar de las mismas oportunidades.
El hombre que realmente se siente hombre, no necesita demostrar su rudeza o su poder ante los demás.. el domino en si es innecesario pues la seguridad que tiene el hombre de ser un hombre sin necesidad de esas actitudes que lo validen como tal, le da la plena seguridad de no abusar contra los mas débiles, sino que todo lo contrario, aprende que es un trabajo en equipo y que cada quien desde su posición de pareja aporta lo que le corresponde mediante acuerdos previamente señalados por ellos mismos.; no sin antes olvidar que no se ocupa fuerza para lograr aquello que deseamos, se jala mas con miel que con hiel.
La base de toda relación sana es tener acuerdos claros, dentro de los limites que cada uno previamente haya establecido, y se educa con el ejemplo a los hijos, así que las mujeres debemos estar seguras que igualdad o equidad en derechos y obligaciones no nos hace de ninguna manera igual a nadie.. ni a otro hombre ni a otra mujer. Mas bien nos da la tranquilidad de un apoyo seguro para sacar adelante el proyecto de vida que nos hemos propuesto en conjunto.
El amor no debe basarse en codepenencias, ni en idealizaciones, sino en aquella relación que nos genera paz y armonía al estar juntos, de ahí se desprende la congruencia con la que vamos a educar a los hijos.
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