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SEXO DE SEN-FRENADO

/ Redaccion TInformativo /

Cuando una mujer se interesa en trabajar como meretriz debe comenzar un proceso burocrático que incluye el pago de su vigencia mensual; se tiene que acatar a la falta de reglamentación tecatense que conlleva a una injusta competencia laboral y sobre todo, tendría que someterse al desinterés gubernamental sobre, la Salud Pública que peligra circundante a las personas que ejercen este oficio.

No cualquiera llega a ser prostituta. Si el temperamento y carácter de la mujer le da la fuerza de voluntad para serlo, debe cubrir primero un perfil de ingreso como en todo puesto laboral, cuando se desea pertenecer a alguna institución así es siempre. Sobre este punto, dejo de lado aquellas féminas que son explotadas sexualmente, obligadas a trabajar sin su consentimiento; una lucha radical puede sublevarse debido al contexto que aquí relego, una revolución bajo el lema, reclamo y exigencia: El Derecho De La Mujer A Decidir Ser Una Puta.

Una Meretriz, formalmente, debe abrir un expediente que le permita ejercer su oficio exclusivamente en los bares donde trabaje. Cuando tenga el puesto asegurado, la cantina debe expedirle una carta, esa carta junto con su acta de nacimiento, un comprobante de domicilio, una copia del IFE y 6 fotografías deben integrarse a su expediente del DIF Municipal, la segunda parte del expediente comprende una orden de laboratorio para los exámenes de V.D.R.L (Venereal Disease Research Laboratory), Prueba de Embarazo, HIV, Hepatitis B, Hepatitis C y Exudado Vaginal. Si no hay una ETS y cumple con la documentación, la mujer pasa a ser dueña del famoso “tarjetón”, que tiene un costo de $165.00 pesos y que mensualmente debe actualizarse con los exámenes de laboratorio, el sello de vigencia cada treinta días tiene un costo de $50.00 pesos. El tarjetón indica el nombre verdadero, su fotografía para ser identificada y el lugar donde puede trabajar, además de los espacios para el resello.

Existen 142 expedientes municipales que empadronan la lista de meretrices en Tecate. Sin embargo, no hay una sincera contraloría en ellos, ya que algunos casos fueron abiertos por temporadas o de mujeres foráneas. Comprende al Departamento de Reglamentos Municipales vigilar que las mujeres trabajen donde les corresponde y tengan el tarjetón vigente.

Las rutinas para inspeccionar a Sexoservidoras  tienen lugar entre las once y dos de la mañana en los lugares de encuentro. El Jefe de Inspectores dijo que para la tarea nocturna acuden cuatro inspectores reglamentarios y se hacen acompañar hasta por seis elementos de Seguridad Pública: “con ellas nunca hemos tenido problemas al momento de la inspección, los que se molestan son los clientes. Con ellos sí hemos tenido que usar la fuerza pública y se los han llevado detenidos porque no nos dejan hacer nuestro trabajo”, puntualizó que la rutina de inspección lleva su tiempo: “están (los clientes) en un estado de que no les importa nada y se dirigen con palabras altisonantes y así”. Cuando Reglamentos detecta una irregularidad, la multa se dirige hacia el responsable del lugar y la sanción comprende entre 50 y 300 salarios mínimos; las faltas que ellos inspeccionan son: traer vencido el tarjetón o uno falso, ser de otra ciudad, encontrarse en un bar no registrado, etc.

El Jefe de Inspectores opina bajo su experiencia laboral: “es necesario incorporarlas a los reglamentos, deben estar más reguladas, la ley de alcohol (sic) no las contempla verdaderamente, está el Bando de Policía y Gobierno pero tampoco dice nada sobre ellas, Salubridad no las revisa realmente… nadie lo hace”.

La situación debería ser de interés social no solo por el morbo natural que se atrae al decir “ella es una prostituta”. Hablamos de una situación que traspasa el puesto y la confianza de los servidores públicos del Ayuntamiento, estamos hablando del orden y la salud social, estamos hablando de oficios no regulados para una sana competencia y ejercicio de labores, estamos hablando de los derechos de la mujer y su vida libre de violencia, estamos hablando de padres de familia que regresan con sus esposas por las madrugadas, de niñas violadas, de la falta de empleo, de la burocracia y sus pagos de derechos, es una situación que me hace preguntar a dónde vamos como sociedad mexicana y tecatense si un tema tan real, tangible y cercano se vuelve angustia, dolor y secreto.

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LC. Samantha Ortega Flores. 

Fotoreportera Independiente y Profesora por Asignatura en UABC.

[email protected]

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