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FOMENTANDO ACTITUDES SANAS EN FAMILIA

/ Redaccion TInformativo /

ADIEL GARCIAEs cierto que los primeros años de la vida son importantes y que la familia es la que más contribuye a la determinación de la personalidad individual de cada uno de sus miembros.

Del tipo de estructura familiar en el que el niño viva, dependerá en un buen grado su personalidad futura. Nunca se puede generalizar porque todas las generalizaciones son erroneas, y ya hemos dicho antes que cualquier persona puede forjar su propia personalidad, pero el comportamiento de los padres y el ambiente familiar influyen poderosamente en la personalidad de los hijos. Así: La familia autoritaria rígida, produce normalmente personalidades mediocres pero sin traumas.

Los padres arbitrarios que amenazan a sus hijos forman, en el 80% de los casos, personalidades agresivas y socialmente inadaptadas. La familia hiperproteccionista deja al niño desamparado ante la hostilidad ambiental dando lugar a personalidades sin capacidad para desenvolverse sólas en la vida. En las familias con padres mal avenidos o separados, los hijos son inseguros, inestables afectivos y sociales y están traumatizados.

¿Cual es la estructura ideal para que los hijos desarrollen una forma de ser valiosa?. En líneas generales podríamos decir que aquella que pone a sus miembros en las mejores condiciones para madurar como personas libres y responsables.. Y eso viene dado por las grandes metas a conseguir y por la forma de vivir los pequeños detalles de la vida cotidiana.

Entre las grandes metas pueden señalarse la educación de los hijos en un concepto del mundo y de la vida, de acuerdo con las creencias e ideologías de los padres. Los niños enseguida se dan cuenta de la falta de autenticidad de sus padres, si predican una cosa y luego viven otra, pronto les perderán todo tipo de respeto.

Y entre los pequeños detalles se pueden citar, además de muchos otros, la organización del régimen familiar, la decoración de la casa, la forma de disfrutar el tiempo libre, la cooperación de todos en la buena marcha de la vida doméstica, el afecto paterno-filial y entre los hermanos…, cientos de cosas que van formando la fisonomía propia de la familia concretada en unos hábitos adquiridos.

Cuantas más costumbres propias tenga una familia y cuanta más categoría humana alcancen las mismas, mayores lazos de cohesión se forman entre sus miembros y mejor pertrechado estará cada uno de sus miembros con esas ideas-fuerza que configuran una auténtica personalidad.

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