CORTESANA
/ Redaccion TInformativo / Opinión
Postrada en el bar se encontraba aquella misteriosa pareja como el halcón de la noche, y como si el destino hubiese querido dos historias se agitaban suavemente en el fondo de cada cristal, el callejón a oscuras a sus espaldas y la abrumadora soledad que los rodeaba, salvo ese otro parroquiano con la mirada clavada y perdida que sin ser invitado se disponía a escuchar.
El destino los había marcado a reunirse en ese lugar donde se habían derramado ya cientos de historias, quizá el cantinero de haber querido tuviera algún libro escrito.
Pero la “GRIEGA” así se hacía llamar por el tono de piel y su larga cabellera, aun daba vestigios de la belleza cortesana que en un pasado fue, si no es por la escasa luz del lugar la hubiera delatado de ese rostro cansado y maquillado finamente por la experiencia adquirida a través de los años, quizá sin ser culpable o el hecho de haberse criado en una escuela de cortesanas marco su vida. Entre pausas y algún parsimonioso halo de cigarro seguía contando su historia de harem, los escándalos, políticos, los viajes costosos, las riquezas, algunos nombres importantes marcados en la traza de su vida, eran parte ya del pasado, ahora entre sus pertenecías solo existía la posibilidad de un amor filial, ese acompañante sombrío que estaba a su lado.
Sin embargo Edward el parroquiano quisiera que su historia hubiera sido diferente, tarde ya, porque aun con esa inmensa riqueza de la cual era dueño todavía, jamás encontró realmente el amor en su vida, vistiendo con una personalidad, sombrero de copa, traje y corbata nunca estuvo feliz con su cuerpo, al despojarse la masculinidad su destino era morir en medio de un gran escándalo y rodeado solo de sus empleados y algún que otro hijo adoptivo, a la “griega” le quedaba algo de tiempo. Su acompañante de traje típico época y polvoriento, solo se limitó a escuchar enamoradamente perdido de aquella dama rubia ya vencida por el tiempo.
por: Martin A. Rodríguez
del Taller de Narrativa de la Extensión UABC a través de la Facultad de Artes Tecate
a cargo de la instructora Felicia Olachea.