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LA LUCHA CONTRA LOS PRIVILEGIOS, AYER Y HOY

/ Redaccion TInformativo / ,

Plaza Cívica
Por: Fernando Núñez de la Garza Evia
La historia de México es, en una medida importante, la historia de los privilegios.
Algunas de las grandes epopeyas nacionales han sido producto, precisamente, de la lucha por terminar con esos privilegios. Hoy en día nos encontramos, como nunca en décadas, en medio de otra lucha como las vividas anteriormente, y una comparación histórica de lo que hoy sucede con lo ocurrido en el pasado bien vale la pena para entender mejor el momento en que nos encontramos.
La guerra de Independencia (1810 – 1821) tuvo una de sus causas en la cerrazón del sistema político, donde los altos puestos burocráticos estaban reservados exclusivamente a españoles, y en detrimento de criollos. Sin embargo, la entrada en vigor de manera definitiva de la Constitución de Cádiz en 1820 -que preveía la destrucción de beneficios de los que históricamente habían gozado las élites, entre ellas, la Iglesia y el Ejército- hizo que muchos de los que habían combatido a los insurgentes apoyasen finalmente el movimiento.
Así, se logró la independencia, pero con el costo de mantener los privilegios. Sus perjuicios para el país fueron quedando claros conforme pasaba el tiempo, y por ello al cabo de solo 36 años se libró la Guerra de Reforma de 1857 – 1860, y posteriormente la Intervención francesa de 1862 – 1867, cuyas luchas tenían como fin acabar con ellos, lo cual se logró.
El día de hoy vivimos algo parecido a lo acontecido y finalizado hace exactamente 150 años (1867 – 2017). Si los 300 años de vida virreinal trajeron consigo toda una serie de privilegios a los que ciertas élites se acostumbraron, 71 años de régimen autoritario originaron igualmente toda una serie de prebendas a las que ciertas élites se han gratamente aclimatado. Las clases acomodadas de antaño tuvieron que iniciar un movimiento de Independencia para abrir el sistema político, y las clases medias y acomodadas de hoy pugnaron por la apertura del régimen autoritario y la llegada de la democracia.
La consumación del movimiento independentista no trajo el fin de los privilegios y la impunidad, sino se tuvo que librar una lucha aparte; la llegada de la democracia no ha traído igualmente la terminación de éstos, sino se sigue disputando su final. Los liberales de antaño representaban un nuevo grupo conformado por una diversidad de clases sociales y perfiles altamente educados; quienes pugnan hoy por el fin del bien llamado pacto de impunidad vienen de una manera importante de las nuevas organizaciones de la sociedad civil, conformadas por mexicanos altamente educados. Los fueros del Ejército y la Iglesia en el pasado debilitaron enormemente al país; la corrupción entre las élites ha desgastado fuertemente a la República. Ambos tienen en común la creencia de que, el país, es de ellos.
La gran diferencia entre ambos eventos es que durante el S. XIX no quedó otra opción que la guerra para hacer válidas el conjunto de leyes que tenían como fin acabar con los privilegios y la impunidad, conocidas como Leyes de Reforma; hoy tenemos la democracia para hacer válidas el conjunto de leyes que hemos medio aprobado, conocidas como Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Sin esas leyes, todo se va al traste: imposible combatir la pobreza y desigualdad, mejorar la salud y educación, y acabar con la inseguridad si de fondo seguimos arrastrando la corrupción, porque ésta todo lo corrompe.
En los momentos nacionales más trascendentales, México ha señalado en una medida correcta a los héroes y los villanos, a quienes defendieron los intereses nacionales y quienes mezquinamente solo vieron por los suyos y los de su grupo, a quienes
finalmente estuvieron del lado correcto de la historia y aquéllos que no. Hoy, estamos nuevamente en un momento trascendental, y la historia nacional está tomando nota.
www.plaza-civica.com @FernandoNGE

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